M. es una compañera que trabajaba en un servicio de limpieza en un ambulatorio. Sufría malos tratos por parte de su hijo y se vió obligada a abandonar su hogar. La situación le superó y acabó durmiendo a escondidas en su centro de trabajo.
Corazón y Manos, al conocer la situación, se puso a trabajar. Como primera medida pagamos una habitación en un hotel para que tuviera un lugar digno donde residir. Posteriormente le ayudamos en la búsqueda de un nuevo hogar.
Desde Clece se gestionó un nuevo contrato para M. en un centro de trabajo donde su hijo no pueda localizarla y que le permitiera empezar de nuevo.
Actualmente M. está perfectamente integrada en su nuevo puesto y vive tranquila en su nuevo hogar.